La aparición de los aparatos tecnológicos desde mediados de los ´80 ha servido con el paso del tiempo para acercar o emparejar a las personas. Las diferentes generaciones se encuentran en las redes para compartir fotos y consejos, los y las niñas procedentes de distintos extractos sociales coinciden en la compra de celulares o se igualan -o lo hacían hasta hace un par de años- en el uso de las netbooks de Conectar Igualdad.
La creación de los emoticones primero y los emojis después, busca la unificación de las lenguas, un nuevo intento de escalar la Torre de Babel, y lo viene logrando aunque no permitan -por el momento- tener una conversación fluida sino un intercambio de emociones.
Aunque nos parezcan novedosos, acompañan a la escritura desde la popularización de las computadoras personales y no se trata simplemente de dibujar caritas sino que es el desarrollo de símbolos universales que pueden ser entendidos tanto por un japonés como un argentino, un ruso o un británico. Recordemos como mejor ejemplo el símbolo de marca registrada ®. El Consorcio Unicode es una suerte de Real Academia del Emoji, que fija las pautas de uso, combinación, desarrollo y codificación. A su vez, las empresas que lideran en el mercado tecnológico (Apple, Google, Samsung, Facebook, etc.) hacen uso de estos diccionarios para el desarrollo de sus gráficos personalizados, aunque siempre similares. Los más usados por nosotros, por ejemplo en WhatsApp son los desarrollados por la marca de la manzanita.
Al final de la cadena, las personas comunes hacemos uso según las emociones que queremos transmitir, aunque no siempre coincide nuestra interpretación con el significado del emoji, por ejemplo, la berenjena es considerada un símbolo de buena fortuna en Japón (si uno sueña con ella) mientras que en occidente se utiliza para simbolizar un falo.
En nuestra galería se pueden ver algunos simpáticos ejemplos curiosos de emojis, su significado y uso.
El libro tiene palabras de Steve Jobs para la campaña Think Different: «Esto es para los locos. Los inadaptados, los rebeldes, los problemáticos, los alborotadores. Las clavijas redondas en agujeros cuadrados. Ellos no tienen apego a las reglas y a los que no tienen respeto por el “status quo”. Puedes citarlos, discrepar de ellos, ensalzarlos o vilipendiarlos. Pero la única cosa que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas, empujan hacia adelante la raza humana y, aunque algunos puedan verlos como locos, nosotros vemos genios».