«TN puede desaparecer», decía el zócalo que estuvo horas en pantalla de la señal de cable del Grupo Clarín. No sólo no desapareció sino que se hizo más fuerte y nos lo refregó en la cara con su nueva redacción y más tarde con la fusión entre Cablevisión y Telefónica. El monstruo está más fuerte que nunca.
Debajo de ese monstruo si hubo bajas en el terreno de las comunicaciones. Desde el 10 de diciembre de 2015 hasta hoy han cerrado un gran número de medios y han sido despedidos trabajadores de distintos medios, incluidos los públicos. Hay casos emblemáticos como El Argentino en Buenos Aires, que celebra un año como cooperativa. Muchos medios del grupo Spolski-Garfunkel cerraron o están en una situación paupérrima por estas horas, con sueldos adeudados y un montón de incumplimientos.
En Córdoba el primero en cerrar fue El Argentino (también de Spolski) y luego La Mañana, que hoy reaparece en formato cooperativo, semanal y con un importante aporte de la provincia para sostener el desarrollo cotidiano del diario y la página web.
El Buenos Aires Herald
La última noticia es la desaparición del Buenos Aires Herald, periódico que en septiembre hubiera cumplido 141 años y que desde noviembre de 2016 se había transformado en semanario. La intención del dueño de este último periodo, don Cristóbal López, fue clara desde el momento en que se hicieron con el diario en 2015: la intención era achicar o cerrar. López fue el encargado de apagar el diario que heredó de Sergio Szpolski (¡otra vez ese nombre!) primero, y de Orlando Vignatti (Ámbito Financiero) después. La argumentación económica sin muchos detalles es la que deja sabor a poco a los laburantes. El viernes 28 de julio, el diario salió a la calle por última vez después de 140 años.
El Herald fue fundado en 1876 por el inmigrante escocés William Cathcart y fue el primero de los periódicos en ese idioma que se publicó en los países de habla hispana. A 100 años de su aparición, el herald se convirtió en una luz que atravesaba las grietas en el régimen militar que exprimió a nuestro país entre 1976 y 1983. Desde 1978, bajo la dirección periodística del británico Robert “Bob” Cox, el Buenos Aires Herald comenzó a denunciar las violaciones a los derechos democráticos por parte de la dictadura Argentina. Eso produjo que Cox deba dejar el país en el 79 por las amenazas y detenciones que sufrió como consecuencia de su trabajo. En el 83 volvió al país para ser testigo en el Juicio a las Juntas.
En el último tiempo y bajo la dirección del respetado periodista Sebastián Lacunza, el diario tomó importancia publica tras la muerte del fiscal Alberto Nisman. En ese diario escribía Damián Patcher, uno de los primeros periodistas en dar a conocer la noticia quien luego tomó particular importancia por su denuncia de persecución y posterior exilio a Israel.
Los desafíos del sector
TN no desapareció pero muchos otros medios sí. No sólo de radio y televisión sino también gráficos, es decir que no fue la Ley de Medios Audiovisuales la responsable del cierre de esos diarios, revistas o semanarios. Si puede achacarse a la falta de criterio para manejar los destinos de esos medios, convirtiéndolos en una unidad de negocio dedicada a subsistir sólo de la pauta económica o la ayuda de los estados. El mundo de los medios tradicionales hoy discute su futuro y hacia adelante hay más preguntas que respuestas. Por otro lado, a la quita de pauta o reducción a los medios no alineados con el gobierno actual, se le suma el creciente valor del papel (que Clarín maneja a gusto y placer con Papel Prensa), suba de tarifas de servicios y suba del dolar (que es esencial para algunos insumos tecnológicos para esta industria). Esto es un cóctel explosivo para un sector que está en plena transformación.
Con el Herald no sólo desapareció el diario más viejo del país o uno de los pocos periódicos que denunciaban lo sucedido durante los setenta en Argentina, sino que desapareció una forma de hacer periodismo alejada de los fuegos artificiales que hoy dominan la industria. Cae un diario de 140 años en el fuego de los inescrupulosos empresarios y sus conexiones políticas que atraviesan los colores partidarios. Lo del Herald es un golpe duro a una industria que debe decidir discutir su futuro o comprárselo a Clarín.