Arte para prevenir

Arte para prevenir

No deja de sorprender cuando los espacios públicos dedicados al arte, abren sus puertas a experiencias artísticas no mainstream. Por un tiempo el halo del reconocimiento, de la figuración, se esfuma para darle lugar al encuentro con el arte como herramienta de transformación social.

Tampoco deja de sorprender cuando se utiliza al arte como ejercicio de prevención, algo que debería ser una constante como política de acción contra las drogas.

El Museo Evita, ubicado en el Palacio Ferreyra –hermosas contradicciones de la Córdoba contemporánea-, abrirá sus puertas el miércoles 7 y jueves 8 de diciembre a una muestra que tiene como protagonistas a integrantes de un Centro Preventivo Local de Adicciones (CePLA), creado por Sedronar, que se encuentra en la Comunidad Marta Juana González de Villa El Libertador.

cepla2La muestra llamada Senderos Comunitarios, recolecta los procesos de aprendizaje y las producciones artísticas de los y las participantes de talleres de diseño de indumentaria y las expresiones artísticas y fotografía. La acción intentará visualizar y organizar este recorrido para dibujar pequeñas huellas que atraviesan los puentes de sentidos que conviven entre la producción comunitaria, los sujetos productores, el Museo Evita y sus espectadores.

¿Qué son los Centro Preventivo Local de Adicciones (CePLA)?
Los CePLAs nacieron durante la gestión del sacerdote Juan Carlos Molina al frente de la Sedronar, en un intento por proponer vías alternativas para sacar a los jóvenes de las adicciones. Hoy estos programas son sostenidos por jóvenes contratados por un año a través de la modalidad de fondo estimulo. Es decir, no hay una intención de continuidad de estos trabajos tan importantes para zonas vulnerables del país.

La comunidad que lleva el nombre de una luchadora
La Comunidad Marta Juana González nació de un proceso de toma de tierras y lucha de los vecinos y vecinas que encarnaron con su propia vida el sueño de la casa propia.

El nombre de la comunidad se debe a la militante social, Marta Juana González de Baronetto, asesinada por la dictadura militar el 11 de octubre de 1976. Si bien nació en Guasapampa, departamento Minas, Marta vivió desde muy chica en barrio Villa El Libertador, donde cursó la escuela primaria. Cuando se recibió de maestra, ejerció en la Escuela San José Obrero, la «escuelita del tranvía” de la villa, que empezó funcionando en un vehículo en desuso hasta que se construyeron las aulas. Como miembro del Movimiento Juvenil de la Parroquia Jesucristo Salvador del Mundo participó en las movilizaciones de las Comunidades Cristianas de Córdoba y en las largas luchas vecinales que finalmente, en 1974, lograron llevar el agua corriente a ese populoso barrio del sur de la ciudad de Córdoba.

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