El especial de Friends y el contacto con la realidad

“Friends no es la mejor serie de todos los tiempos” escucho decir. Como con mis amigos, no necesito que sean los mejores del mundo.

El especial de Friends y el contacto con la realidad

“Friends no es la mejor serie de todos los tiempos” escucho decir. Como con mis amigos, no necesito que sean los mejores del mundo.

“Friends no es la mejor serie de todos los tiempos” escucho decir por ahí y es probablemente una afirmación que comparto pero, como con mis amigos, no necesito que sean los mejores del mundo, solo quiero que sean mis amigos y que estén ahí.

El corte de la vida que trata Friends me incluyó durante sus diez temporadas en los tiempos que aún no habían plataformas para maratonear, teníamos que esperar medio año para saber que pasaría en la nueva temporada, y esos seis amigos ocupaban conversaciones y discusiones hasta la madrugada con mis friends que por aquel entonces éramos conocidos como “los bizarros” y nuestros encuentros eran “los jueves culturales”. Las coincidencias tenían que ver con nuestras fantasías y sobre todo con ese momento en la vida en donde los amigos ocupan el primer puesto entre las prioridades de la vida veinteañera, empezando la carrera, el oficio, las decisiones que no queremos tomar, los compromisos que no queremos asumir y las risas que siempre queremos revivir.

Los 20 son para equivocarse

Mónica, Chandler, Joey, Rachel, Phoebe y Ross se equivocan todo el tiempo y es altamente probable que hayamos estado a punto de largar la lágrima por un punto cúlmine de romance como el primer beso de Ross y Rachel, pero sin la risa previa, quizás no nos acordaríamos tanto.

Friends nos convoca también desde la desventura, desde lo ridícula que es la vida y sobre todo desde esa dimensión de la tragedia en clave cómica, porque de verdad que si hay un tiempo para reirnos de nuestras tragedias cotidianas es la segunda década de nuestras vidas.

La reunión

Sobre los finales. Con los finales de series siempre hay peros, contras, ideas encontradas, reclamos, porque en primer lugar no queremos que la serie termine pero cierto es que en algún momento debe suceder.

Sobre las vueltas. Volver con una película me parecía un tanto torpe aunque económicamente rentable y lo planteado para este 2021, pandemia en el medio me parece que fue lo mejor que podrían haber hecho por ellos y por nosotros. Es el plus adecuado, porque son un poco más de dos horas donde paseas por cada una de las temporadas.

Escuché una cantidad de críticas al show, sin haberlo visto inclusive y me parece que mi motivo principal para verlo, y la razón por la que pude disfrutarlo, sigue siendo que Friends, es un corte de la vida hecho serie, no importa la latitud donde estuvieras, era válido y por sobre todas las cosas nos sigue haciendo reír.

La conducción de James Corden es un detalle de lujo. Porque sabe hacerlo, de hecho se dedica a eso y a mi me cae estupendo. Para quienes no lo conocen les dejo una perla de su programa junto a Julia Roberts donde repasan sus películas.

La lupa del tiempo

Friends se transmitió desde 1994 hasta 2004 y una de las tantas cosas que se le achacan son los chistes de corte homofóbico, a Ross lo machista de sus comentarios en sus relaciones y así podemos seguir. A fuerza de verdad, no puedo aplicarle la lupa del tiempo en primer lugar porque yo no soy la misma y segundo porque si mido con la misma vara me quedo hasta sin Citizen Kane y sin La López Pereyra.

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