En Reflujo, el periodista y escritor Ernesto Espeche explora profundamente las secuelas del trauma político, donde la memoria de antiguos horrores aún vigentes se siente en los cuerpos con una intensidad renovada.
La novela se asienta en la idea de que «el reflujo de lo que alguna vez fue» se manifiesta en el presente, llevando a los personajes a revivir miedos y confirmando que «el horror ha vuelto, el de antes, el mismo, el que nunca se fue por completo».
El viernes 19 de septiembre de 2025 a las 19 en El Espejo Libros (Deán Funes 163, Paseo Santa Catalina, locales 4 y 5 de la ciudad de Córdoba), Ernesto Espeche conversará con Ana Iliovich, quien estuvo detenida en el ex centro clandestino La Perla, y con Yael Ferri, autora de Nuncamases, una reseña de Reflujo para La Tecl@ Eñe.
Fluxos
El reflujo es una afección común en la que el ácido estomacal retrocede hacia el esófago, produciendo una sensación de malestar o ardor en la zona del pecho.
En la narración de Espeche, las vicisitudes digestivas son metáforas del estado emocional de los personajes ante el retorno de viejos terrores y dificultades para procesar eventos traumáticos, o una realidad sociopolítica «indigesta».
«Eso empieza a hacerse presente y se nota en los cuerpos de los personajes pero también en mi propio cuerpo, como síntoma, mientras escribía», dice el autor. En el contexto real actual del país que habita, agrega que «esta vuelta a cierta retórica, discurso o narrativa estuvo acompañándome desde el comienzo hasta el final de la escritura de Reflujo».
Clima de época
Esa escritura, a decir de Ernesto Espeche, está atravesada «desde un lugar distinto al que puede atravesar un discurso periodístico, una crónica o un análisis de coyuntura».
«No soy detective, soy periodista, y entre unos y otros hay distancias estatutarias que no se acortan por simple pretensión; sería como si, por ejemplo, por el hecho de ejercer el periodismo me considerase intrínsecamente apto para ser un novelista»
Extracto de Reflujo, de Ernesto Espeche
Reafirma que «el estado de escritura se ve afectado por lo que estamos viviendo y pone en evidencia algo que está volviendo y no está bien que vuelva, porque está podrido y porque corresponde a otro momento de la historia».
Revivir el pasado es un concepto central y profundamente explorado en su escritura, especialmente a través de la noción del trauma como una repetición constante de experiencias personales pero también hechos determinantes en la vida de las sociedades.
Una perspectiva crucial para entenderlo es que la memoria no reside en los recuerdos conscientes, sino que opera a través de síntomas. Así, los personajes de Reflujo sienten en sus cuerpos la «inminencia del retorno», una presencia ineludible y sintomática de un pasado que sigue operando.
Acidez
Además de escritor, Espeche es periodista, formador, investigador y doctor en comunicación. La memoria y los derechos humanos lo atraviesan desde que tiene dos años, o incluso antes. A esa edad fue testigo mudo del secuestro de su mamá, “Mecha” Eva Salvadora Vega, a manos de la patota paramilitar. Su papá Rafael Carlos había sido asesinado por los militares poco tiempo antes, cerca de Tucumán.
A menudo recuerda que la noche que se llevaron a su mamá «tenía dos años y estaba ahí, cuando el grupo de tareas entró de madrugada. No soy consciente de eso sino que me lo contaron, pero lo revivo diariamente, nunca igual. Es un reflujo».
Dicen que estaba despierto, mirando toda la escena, con su hermano menor durmiendo al lado. Dicen también que desde el día siguiente, sin preguntar por lo ocurrido, llamó Mamá a su abuela y Papá a su tío.
Dolores y analgésicos
Esto está siempre dando vueltas en su relato, el escrito y el hablado, el ficcional y el analítico. Ernesto Espeche es su historia, su militancia en espacios de memoria, sus declaraciones en juicios de lesa humanidad, sus posicionamientos políticos y su búsqueda constante de los desaparecidos, con resultados dispares por el momento: en 2014 el Equipo de Antropología Forense encontró los restos de su papá, pero su mamá continúa desaparecida.
«Pero ya no sos aquel niño indefenso y vulnerable; ya sos todo un combatiente, uno bueno, el mejor, dispuesto a dar pelea, y defenderte, y dar la vida, armado con el fémur izquierdo de papá entre tus manos»
Extracto de Reflujo, de Ernesto Espeche
En ese marco, sostiene que siempre resulta difícil «correrme, como escritor de ficción, de los grandes temas de la memoria, que van a estar acompañándome mientras me ubique en el lugar de narrador».
Reflujo, una novela inquietante
La obra se presenta como una narración irritante que aborda la memoria, el desquicio, el trauma, los límites humanos y una urgente intriga política, dice la descripción sobre Reflujo. El autor amplía explicando que «la memoria es inquieta por definición y eso hace que sea irritante, porque cuando estás acomodándote en el lugar en que la memoria te está poniendo, sentís la incomodidad y empezás a moverte. La memoria se va corriendo y entonces vos también necesitás reubicarte».
«No me propuse escribir una novela. Empecé a documentar el hallazgo de los restos de mi padre en una fosa común y de repente me encontré navegando los terrenos de la literatura»
Ernesto Espeche, autor de Reflujo
«Creo que el libro es provocativo porque pone en cuestión lo que consideramos la buena memoria o que haya una sola forma de hacer memoria. Hay situaciones que van a obligarnos a repensar ciertos pactos desde los cuáles trabajamos esa construcción en el presente», agrega.
Con todo eso, expone que «la memoria nunca es pasado, no está estática y es irritante en la medida que pone en debate cuestiones en permanente ebullición».
Movimientos espasmódicos
Como el subir y bajar de la marea o de los ácidos por el esófago, los movimientos de la memoria van y vuelven dejando marcas en el camino. Espeche asegura que la novela «nos va a interpelar y hacer repensar premisas que creíamos inamovibles, puntos de partida que creímos inevitables o consideraciones que estimamos definitivas».
«Lo apasionante de estas narrativas — sostiene — es que están obligadas a dar cuenta de ese movimiento, ese latir constante que significa pensar desde el presente aquello que nos ha marcado».
Acompañando esos desplazamientos, Reflujo se presenta como un tríptico «con una estructura de tres capítulos y tres narradores en tres personas diferentes». La inicial se narra en segunda persona del singular, la que continúa en tercera y la final, la más cruda, obviamente en primera.
Esto implica «pensar la inminencia del retorno desde personajes con sus historias que además pertenecen a diferentes generaciones. Esa es la propuesta de la novela, cómo cada uno puede imaginar esta vuelta de lo que no debe volver, del horror que queríamos dejar atrás».
La crítica recibió Reflujo con notable entusiasmo
La periodista Mariana Baranchuk calificó a Reflujo como la mejor obra sobre literatura ficcional de HIJOS, destacando su humor negro. Alejandro Frías, por su parte, destacó la sensación de vivir en una distopía para cualquiera con «mínima sensibilidad social» y la necesidad de no olvidar el pasado y reivindicar la memoria.
Los otros elogios llegaron de boca y mano de Vicente Muleiro, por «la excelente escritura, con sobriedad y gran amplitud de lenguaje»; Julio Rudman, quien consideró que es «un thriller político que quedará en la historia de la literatura como un hito de estos tiempos»; y Daniel Cecchini, afirmando que Espeche «no sólo explora una herida histórica, también se constituye – por su narrativa y sin pretenderlo – en uno de los mejores autores de la literatura argentina del Siglo XXI».
Continuidad y transformación
La identidad y el pasado están entrelazados en Reflujo, presentándose como fuerzas que moldean a los personajes. Ambos conceptos son complejos y ambiguos: la primera se presenta como fluida, movediza y a veces artificial, mientras que el segundo es «una fuerza recurrente».
Los personajes juegan un rol crucial en esta construcción, con pasados muy diferentes a sus presentes, nuevos nombres y apellidos y hasta cambios corporales. El olvido selectivo, a su vez, se presenta como el mecanismo de defensa.
Entonces, la identidad en los textos es frágil, influenciada por nombres, roles públicos y traumas personales, que se debate entre la continuidad y la transformación. El pasado, lejos de ser un capítulo cerrado, se manifiesta constantemente como carga, motor de acción o herida abierta, y su interpretación es un campo de batalla para la memoria individual o para la historia colectiva.
Publicada por Paradiso Ediciones, la novela ya está disponible en El Espejo libros, o a través de la página web de Ernesto Espeche.