De Bellas y de Bestias

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Patricia Patocco - Periodista - Directora del Periódico Artenautas.

Por Patricia Patocco

Periodista – Directora del Periódico de cultura, arte y espectáculos Artenautas.

* Este texto fue publicado primero en Artenautas el 07 de septiembre de 2019

Peter Lindbergh revolucionó el mundo de la moda y el concepto de belleza.

El fotógrafo polaco que acaba de morir fue quien cambió la forma de retratar a las modelos. En las décadas de los 70 y 80, reinaba el artificio pero a él no le gustaba.

Odiaba el maquillaje “porque no deja ver la piel y enmascara a la persona” – afirmaba.

Prefería las fotografías en blanco y negro porque consideraba que daban otro marco a los rostros y no pretendía transformar los cuerpos ni las edades de las mujeres que fotografiaba, por lo que huía de los retoques.

Hizo una pequeña revolución en el poderoso mundo de la moda redefiniendo el concepto de “top model” desde la edición británica de la tapa de la revista Vogue en 1990.

Muchas de las celebridades más importantes del mundo de la moda y del cine posaron para él y aceptaban despojarse de todo artificio, quizás porque sabían que buscaba la esencia de cada una.

Cuerpos reales, atravesados por el tiempo; rostros expresivos, únicos, vitales, pese al paso de los años. Con arrugas y gestos, sin peinados rígidos.

La belleza de la imperfección fue su bandera. Supo ver y mostrar la autenticidad de cada mujer.

Las que tuvieron la fortuna de ser amparadas por su cámara lo despidieron acongojadas por las redes sociales. Sabedoras que se iba quien les veía el alma y las retrataba así.

Dice el sociólogo David Le Breton: “en el discurso de la modernidad, la belleza es fruto de un esfuerzo, de una construcción, de una sabia puesta en escena y no una naturaleza dada generosamente. (…) la modernidad inauguró una idea autoritaria de la belleza

Mientras tanto acá cerca, un presidente latinoamericano, torpe y hostil, trata de “vieja” a la esposa de Macrón, el presidente de Francia y su ministro de economía repite días después, cuán “fea” es, desconociendo no solo los básicos protocolos diplomáticos sino también los de educación, obviamente.

Y dejemos por un momento de lado la Amazonia y el colonialismo de Francia para preguntarnos ¿por qué ese ataque a una mujer?, ¿a la mujer de un presidente?

Al asumir su mandato, Macrón mostró al mundo su historia junto a Brigitte. Un amor de mucho tiempo, desde que él era un adolescente fascinado con la madre del amigo; a la que siguió y esperó hasta que logró enamorar.

Una historia disruptiva, porque ella es 23 años mayor que él.

Algo poco visto donde socialmente se acepta y hasta celebra que el hombre pueda ser mayor, pero nunca la mujer… y menos la de un hombre buenmozo, joven y poderoso. Es que el sistema androcéntrico quiere a las mujeres siempre jóvenes, sin arrugas, sin marcas del paso del tiempo y ostentando cuerpos perfectos.

Las mujeres viejas son para otras cosas, no para trabajar, ni para ser visibles, ni para ser la compañera de un presidente joven.

La historia muestra cómo los cuerpos de las mujeres han sido preciados objetos de “poder” a lo largo de la historia de la humanidad: como perpetuadoras de la especie, como botines de guerra, en violaciones masivas y disciplinadoras para el enemigo y un largo etcétera.

Es que los sistemas de dominación (y el patriarcado lo es), incluyen altos grados de violencia. La descalificación, la burla son modos de violencia simbólica y están en la base de otras violencias mayores.

El resto del mundo mira a Brasil y a su presidente con estupor.

Es que el fuego que dejó propalar por su territorio es el mismo que lanza en sus expresiones virulentas y podría traer nefastas consecuencias para esa nación hermana.

“Perdón Brigitte” dijeron las mujeres del mundo… y agregamos, son los estragos de la estupidez y la ignorancia saltando descontroladas como mono con navaja, en un autoritarismo ciego que intenta hacer retroceder la historia a tiempos pre feministas, más bien al tiempo de las cavernas.

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