De estar estando
La frase que utilizó el Cuchi Leguizamón para titular su baguala encierra una profunda reflexión filosófica sobre el andar del hombre en este mundo, su permanencia, su trascendencia: el inicio y el final del camino no dependen del ser, en el medio, hay que estar. «Aquí estoy estando» decía el músico sentado en El Farito, la casa de empanadas que lo recibía cada mañana en el centro de Salta, y estaba porque sus canciones estaban, sus historias estaban, incluso tras su muerte, siguió estando.
Daniel Toro, gran amigo del Cuchi, utiliza casi sin querer la misma palabra con la simpleza que siempre lo caracterizó, pero con la misma profundidad de pensamiento. «No me he muerto, todavía sigo estando», avisa con voz ronca cuando toma la palabra en el homenaje que el INAMU organizó para devolverle los derechos de su obra prohibida durante la dictadura militar. El cantor recibió en mano las licencias de once discos y simples que se encontraban en la colección de Music Hall del Instituto, sus producciones de 1967 a 1984 compiladas por Víctor Pintos y una edición en vinilo del disco El refranero de mi pueblo, uno de los tantos censurados por los genocidas.
Yo soy cantor, no soy político, yo soy cantor y ¿quién me puede prohibir a mí que diga las verdades que dicen mis canciones? Esos grupos (los dictadores) hicieron mucho daño, alguno de ellos ya murieron, otros están presos, otros están felices, o creen que están felices, yo estoy acá, vivo, frente a ustedes
El sitió Emepeá estuvo presente en la Casa de la Cultura de Salta. Aquí recomendamos la publicación de Gonzalo Ramos para ese medio digital especializado en música argentina.