El ex Fun People vuelve a Córdoba con Fantasmagoria, su proyecto principal, con promesa de un show «musicalmente bueno pero también entretenido». En charla con Cultura Caníbal habla de sus proyectos, su vínculo con la música y el presente de la banda.
El teléfono suena un par de veces – la llamada estaba pautada una hora y media antes. Gori atiende al instante y en el saludo formal ya deja ver que va a ser una charla larga, que va a hablar mucho más que su interlocutor, que no tiene puesto un cassette y que habla con la misma familiaridad con sus amigos, con alguien del público o con un periodista.
-«Estoy organizando un montón de cosas», arranca la charla. -«¿Cosas personales o cosas de laburo? -«Por un lado movidas familiares y por el otro tengo shows mañana y pasado con otros proyectos, produciendo varias bandas, terminando un tema para un solista. También estoy editando el video de Lobo. Estoy probando editarlo yo».
Lobo (con piel de cordero) es la canción de Fantasmagoria que sale en abril, justo el día antes de su presentación en Córdoba. Gori compuso, produjo, grabó, mezcló (con Charlie Scelso) y participó en el arte (con Roy García). «Ahora estoy haciendo el video hasta donde me sale, después recurro a algún profesional», cuenta.
– Sos multifacético…
– Hago de todo un poco. Manejo Photoshop un poco, Premier, Pro Tools, todo de oído. Me gusta saber qué se puede hacer con esos programas, hacerlo en mi casa de manera intuitiva, aprender, ser autodidacta, ver tutoriales. Así aprendí a tocar la guitarra, no fui a un profesor nunca, sino escuchando discos y mirando cómo tocaban las personas que tenía alrededor, orejeando. Mi viejo me enseñó algunas cositas, pero siempre tuve como motor a la curiosidad.
Cuando querés aprender tenés que tener curiosidad. Hay gente que paga un profesor pero cuando termina la hora no agarra más hasta la siguiente clase. No vas a aprender nunca, por ahí el tipo te transmite un conocimiento buenísimo pero si no practicás no vas a aprender.
Cuando era pendejo estaba todo el día tratando de sacar alguna canción pero me costaba porque tenía una criolla y trataba de tocar canciones de Kiss. No entendía la diferencia, no había escuchado nunca una guitarra enchufada, no sabía que los solos estaban hechos con distorsión y un montón de efectos más. Como me frustraba empecé a componer, a tocar canciones que no existían.
Tablas y Tableros
Fantasmagoria sube a las tablas de Pétalos de Sol, el mítico bar de la cañada, el sábado 22 de abril a las 21, compartiendo escenario con Bestia, el proyecto de Los Navarros con Miguel Terrenal. «En ese lugar ya tocamos dos veces. La primera vez que fui pregunté por qué había tableros de ajedrez dibujados en las mesas y me dijeron que también se jugaba ahí», comenta Gori y desafía a quien se anime a un partido por los porotos. «Se me ocurrió decir en una entrevista que si alguien llevaba las fichas le jugaba y si me gana le devuelvo la plata de la entrada».
La banda tiene un vínculo fuerte con los cordobeses. Desde la primera formación en 2001 tocaron en Córdoba y Villa María al menos una vez por año, excepto los de la pandemia. «Algunos años fuimos más de una vez, así que debemos tener 20 visitas más o menos, tenemos amigos ahí».
«Siempre tocamos con alguna banda local y esta vez vamos a estrenar bajista, que es cordobés. Se llama Charlie Scelso y era el programador de Black Sheep (el pub ubicado en el Paseo del Buen Pastor)». Scelso es ingeniero de sonido – tiene entre sus pergaminos haber trabajado con Mario Breuer – lo que suma a la banda a la hora de grabar. Con su incorporación «tenemos como más autogestionado todo. El búho Rosino que es el baterista (ex Catupecu Machu) también sabe grabar y tiene un estudio».
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Bueno y entretenido
«Lo que a mí me interesa es que la gente vea algo que musicalmente esté bueno pero que también sea entretenido», adelanta Gori sobre el show del próximo sábado. «Vamos a tocar el tema nuevo, varios de Ahora Después (el disco que sacaron en pandemia), canciones del primer disco que a la gente le gusta mucho y después vamos a tener esos momentos que de repente dejamos los instrumentos y cantamos una canción A Capella que hace que el show sea como más entretenido».
«No somos de hacer shows muy largos. queremos irnos antes de aburrir. Bueno, irnos no, dejar los instrumentos. Después nos quedamos por ahí jugando al ajedrez».
Encajar y desencajar
Fantasmagoria tiene entre sus características la búsqueda de la innovación permanente, jugar también abajo del escenario, hacer partícipe a su público, por eso es difícil encasillarlos en un género, tal como admite el mismo Gori. «El mérito que creo que tiene Fantasmagoria y lo que más me enorgullece, es que nosotros sabemos cómo es la fórmula para sonar como los Ramones, como Nick Drake o Love, pero por ahí hacemos esos temas con la estructura de Obituary, que es de death metal. Tomamos una parte de la fórmula de Love pero la mezclamos con otra».
«Mucha gente dice que hacemos pop-rock con psicodelia, o cosas así, pero no lo pueden clasificar exactamente y me parece que está bueno porque el rock habla de libertad y yo tengo la libertad de no quedarme con un género».
– ¿Eso facilita o dificulta las cosas?
– «Eso hace que, al no encajar con ninguna escena, por ejemplo con la escena del pop de Buenos Aires porque tenemos temas más pesados, pero tampoco con el punk porque somos muy maricones porque no tenemos guitarra con distorsiones, a la vez podemos encajar en los dos».
Tocamos mil veces en festivales punk y la otra vez tocamos en Entre Ríos en un festival que eran bandas exclusivamente rollingas, así que hicimos un tema de Riff, Carolina de Virus (que no es de Virus sino del español Moncho Alpuente, aclara, y el nombre completo es Carolina Querida, aclaramos nosotros) y también metimos los psicodélicos, que es como la parte Stone pero de la majestad satánica (Their Satanic Majesties Request) y yo decía ´bueno por ahora no nos están tirando nada´ (risas).
Creo que en el único lugar donde nos putearon fue en un aniversario de Kapanga, que a los Kapanga les gusta mucho Fantasmagoria y muchas veces nos vienen a ver. Cuando cumplieron 15 años invitaron bandas que les gustaban para que abran el show en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza. Empezamos a tocar esos temas oscuros psicodélicos y nos chiflaron.
Tocando Fuerte
La charla naturalmente se va centralizando en la figura del músico, sus comienzos y su vínculo con la guitarra.
– ¿También aprendiste orejeando?
– A los 8 años descubrí a Kiss y más o menos para esa época mis viejos nos mandaron a una colonia de vacaciones. Ahí aprendí a tocar tres acordes: La, Mi y Re, que fue la única vez que me enseñaron algo de guitarra, pero me faltaban. Empecé a meter los dedos a ver por dónde iba y después le preguntaba a mi viejo: “che este qué acorde es”, “eso parece un Sol, pero tenés que poner el dedo acá”, me decía, “y este?”, “no, ese no existe” (risas).
– En mi casa siempre hubo guitarra porque mi viejo toca. También porque mi mamá es de Santiago del Estero y sus parientes tocaban en bandas folclóricas. Nosotros vivíamos cuatro personas en un departamento en Constitución y mi vieja recibía a los parientes, amontonaba como cuarenta personas en dos ambientes y les daba de comer a todos. Cuando menguaba la parte del morfi sacaban las violas y empezaban a tocar.
Entonces la primera vez que vi músicos en vivo fueron mis tíos, aparte de mi viejo. Tocaban la guitarra con una fuerza impresionante porque en esa época no tenían para amplificar. Yo veía un chabón tocando en un departamento con cuarenta personas, a veinte centímetros uno del otro, dándole con un caño y me parece que de ahí manyé que a la guitarra hay que tocarla fuerte. Por eso soy medio bruto para tocar, uso cuerdas gruesas, después encima me empezó a gustar el punk.
Un día mi viejo me dijo «¿querés aprender guitarra? Bueno tengo un amigo en el Centro Cultural San Martín, voy a hablar con él». El tipo me dice “a ver tocá” y agarré algo que había compuesto yo, no me acuerdo qué porque era muy chiquito, y el tipo me dice “tenés que poner este pie izquierdo más elevado para que la guitarra no se quede y el dedo pulgar va atrás en el medio…” me quería enseñar a tocar guitarra clásica. Cuando salimos le dije a mi viejo que no me había gustado pero recién de grande entendí que el lugar se llamaba Conservatorio y yo no tenía nada que ver con eso.
– Además de Kiss ¿te influenciaron músicos argentinos?
– Creo que Stuka fue uno de los guitarristas que más me influenció, porque me agarró ese furor con Los violadores. Cuando sacaron Ahora qué pasa yo tenía 13 años y a esa edad sos una esponja que absorbés todo, sumado a la curiosidad y las ganas, la energía. También empecé a conocer otros pibes y a ir a recitales, todo era una explosión de conocimiento.
Quería ir a recitales pero era muy chico. Le decía a mi vieja “má, ¿me das plata para ir a ver a Los violadores en Cemento?” y ella me respondía “tenés 13 años, estás loco, anda con tu hermano”. Mi hermano tiene cinco años más que yo, cuando le proponía ir me decía “no, man, yo voy a ver a Los Ratones” y yo pensaba “ay no, esos rollingas de mierda”. En ese momento había una grieta muy grande entre los Punk y los Stones, los skinhead y los heavys, la boludez de esa época.
La música de Los Ratones no me disgustaba, pero si el público que era tan rollinga, el uniforme, flequillo hachazo, Oxford, Topper, el jardinero. Yo iba con una camperita medio de goma, esas de naftero, que me rescató mi viejo en el Automóvil Club y le puse tachas por todos lados y la pinté. Estaban presentando el segundo disco que es bien rockero, no tan punk como el primero pero la actitud que tenían ellos en vivo y todo lo que sucedía era bastante salvaje. Al segundo tema estaba haciendo pogo.
Solos de guitarra, estamos solos
La mayor influencia que tuve fue Stuka. Después músicos como Steve Jones, el violero de los Pistols. Nunca me llamaron la atención los guitarristas como Jimmy Page, Jeff Beck, o los que vienen del blues», dice Gori aunque rescata a Hendrix, pero reniega de los solos de guitarra que en otros tiempos eran una parte indivisible de los recitales de rock. «El solo de guitarra que viene del blues y se va para el lado del heavy metal me la recontra baja».
«Me parece un chiste que ya se contó muchas veces. Lo veo a Steve Vai y digo es un atleta, un fisicoculturista de la guitarra, pero me llama la atención como ver a un malabarista, como un pibe saltando sobre once autos con una moto», cierra.
– ¿y en el rock nacional?
– Nunca fui muy fanático de Spinetta. Lo que más me gusta escuchar de él son los reportajes. Sacando a Los violadores, los Ratones y Don Cornelio, de los grandes del Rock Nacional como Charly o Fito, del único que me gustan algunas canciones es del Flaco Spinetta, es el que más aprecio y sobre todo por cómo hablaba, su filosofía y el respeto que le tenía a la música.
Se viene Fantasmagoria en Pétalos, las fichas sobre el tablero.