Luego de los gobiernos consecutivos de José Manuel de la Sota y de Juan Schiaretti, por primera vez en este siglo otro nombre ocupará la primera magistratura. Martín Llaryora deberá definir la continuidad, la profundización o la modificación de las políticas públicas en general y las culturales en particular, acorde al tiempo que le toca.
El cambio de gobierno en Córdoba – Provincia, Capital y Municipios – y la llegada de “la generación que viene”, según las propias palabras del gobernador electo, presenta una serie de desafíos en distintas áreas.
Desde Cultura Caníbal consideramos necesario abrir el debate y escuchar las voces de quienes componen el universo de la cultura cordobesa. En esa búsqueda, consultamos sobre políticas culturales a cuatro hacedoras que trabajan desde sus territorios en diversos ámbitos de este universo.
Ana Elizondo es gestora cultural y Directora de Cultura de la Municipalidad de La Falda; Sandra Amarilla Ruiz es miembro de la Comisión Memoria Verdad y Justicia, docente universitaria y gestora cultural que reside actualmente en San Francisco; Julia Oliva Cúneo es Licenciada en Artes, Secretaria Académica de la Universidad Provincial de Córdoba con un extenso currículum en la actividad y con residencia compartida entre la capital cordobesa y Anisacate; y Karina Frías es Presidenta de la Fundación Red de Gestión Cultural, actualmente con residencia en Córdoba Capital.
Evaluación y Diagnóstico
El análisis requiere un diagnóstico de las gestiones salientes, dicho en plural porque fueron varios funcionarios quienes ocuparon las carteras vinculadas a las políticas culturales tanto en provincia como en los municipios.
Capital y Provincia
Ana Elizondo enfoca esta evaluación en dos puntos importantes: por un lado las políticas para espacios y elencos del estado provincial que funcionan en la Capital «que requieren un tratamiento específico y particular con la asignación de importantes recursos del área» y por el otro las políticas aplicadas en toda la provincia.
Sobre los museos, bienes patrimoniales tangibles, teatros y elencos estables que pertenecen a la provincia pero que tienen base en la ciudad de Córdoba, Ana considera que «no se comunicó de manera efectiva», pero «se notó el sostenimiento con presentaciones y acciones constantes, siendo la más visible la restauración y puesta en valor del Teatro del Libertador General San Martín”.
En la otra parte, “fueron dos gestiones casi completas con muy poca presencia en el territorio, con escasa participación de los actores públicos, privados o independientes en el diseño y planificación de las políticas implementadas. Si bien la pandemia influyó en la dificultad para establecer vínculos y canales de comunicación concretos y firmes, los objetivos de la cartera no fueron claros, ni bien comunicados», concluye.
A su turno, Sandra Amarilla Ruíz explica que “desde el interior de la provincia podemos ver una agenda constante y variada. A ciudades como San Francisco llegan mensualmente elencos o muestras de distintas áreas. Lo que no vemos en la actualidad y que se dio al inicio, fue la llegada de elencos locales a la capital”, aclara.
Públicos, industrias y escasos recursos
Según Julia Oliva Cúneo “la gestión cultural pública de los últimos años ha puesto un principal énfasis en la realización de ferias, festivales y eventos, es decir que se ha trabajado mucho en la fidelización de públicos, sobre todo masivos, atendiendo a una dimensión de lo cultural vinculado a las industrias”.
Finalmente, Karina Frías agrega que “con mucho esfuerzo algunos consejos regionales han sostenido su tarea, pero la realidad que percibimos desde la Red de Gestión Cultural Pública y que trabajamos en el Observatorio de Gestión Cultural, es que muchos municipios y comunas no han encontrado un modo de articular políticas públicas acompañadas por la gestión, que les facilite su implementación”.
Su respuesta, aclara previamente, representa a una Red «que tiene desarrollo territorial hace casi diez años. Un conjunto de personas que han padecido un trabajo que debiera ser coordinado, accesible y claro para todos los municipios y comunas de Córdoba”.
La pandemia dejó expuesta la realidad de los territorios y la escasez de recursos humanos, económicos y técnicos para contener la situación extrema en la que se encuentra el sector cultural”.
Karina Frías
En otro momento de la charla, volverá sobre la evaluación de las gestiones salientes. «Me cuesta encontrar acciones profundas que hayan marcado al territorio con experiencias transformadoras para el sector cultural. Hablo de la gestión cultural, no de los sectores, los elencos estables o la circulación de artistas».
Proyección y expectativas
La provincia de Córdoba es un territorio extenso y diverso, con diferentes necesidades de norte a sur y de este a oeste. Como sus problemáticas no son uniformes, las políticas aplicadas no deben serlo, aunque sí equitativas. Nos preguntamos y le preguntamos a nuestras especialistas cuáles son sus expectativas para el próximo período gubernamental en materia de políticas culturales, tanto en la provincia como en sus municipios.
Ana Elizondo toma la posta: «Las expectativas se centran en la concreción de una nueva manera de planificar la gestión cultural provincial que involucre la participación activa tanto de municipios como del sector independiente, tomando como base, entre otros, el gran trabajo realizado desde la Red de Gestión Cultural Pública, un aporte fundamental que cuenta con relevamientos y mapeos actualizados de un gran sector de la provincia».
La funcionaria sostiene que «la Gestión Cultural ha cambiado su manera de autopercibirse. Ya no hace eje en el evento cultural sino que es transversal a su comunidad. Involucra actores territoriales que aportan identidad y pertenencia, moviliza la economía local, promueve la transformación social y construye bases de crecimiento».
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Participación, diversidad y profesionalización
En lo referido a la gestión municipal, explica que la expectativa «se centra en la posibilidad de sostener y profundizar los programas que se están implementando, con la participación de todos los sectores involucrados en acciones que atiendan las necesidades y demandas de la comunidad».
Sandra Amarilla Ruíz apuesta a «la realización de encuentros con agentes culturales que integren a todo el territorio provincial y también por regiones, debido a la vasta geografía cordobesa, la realización de pedagogías de la gestión que aporten diversidad y profesionalización. Considero necesario potenciar el trabajo de espacios de participación cultural como los centros culturales y bibliotecas y me parece importante la medición de las acciones llevadas adelante por el Estado».
La Cultura: pilar de Desarrollo Sostenible
Desde el Espacio de pensamiento para la construcción de políticas públicas para la cultura local, uno de los ámbitos en los que desarrolla su actividad Julia Oliva Cúneo, «llevamos adelante un diagnóstico para pensar de manera proyectiva políticas culturales situadas, con la expectativa de que la cultura constituya un eje central en materia de gobernanza, tal como lo promueve la Agenda 21 de la Cultura«.
Según detalla, «estos documentos supranacionales instan a los gobiernos locales a consolidar la cultura como Cuarto Pilar del Desarrollo Sostenible, afirmando por primera vez que constituye un bien público mundial y reclamando su integración como un objetivo específico por derecho propio entre los próximos Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas».
Julia explica que con esa perspectiva, el Espacio de pensamiento que integra «viene trabajando de manera participativa en comisiones sobre la base de ejes temáticos que proponen abordar la gestión pública de la cultura desde la confluencia de dos dimensiones que han sido pensadas históricamente de manera dicotómica: la cultura como derecho, promoviendo el acceso igualitario al patrimonio, al consumo y a la producción cultural diversa; y como herramienta para el desarrollo económico de las comunidades».
Para la provincia propondría un mayor vínculo con referentes municipales para el diseñode acciones propias, accesibilidad a los elencos estables, capacitación constante en materia de gestión y diseño de proyectos.
Ana Elizondo
«Pasamos de una concepción de industrias culturales a la de economía creativa, incorporando el rol del patrimonio y priorizando los ejes de la proyección nacional y la promoción de la internacionalización. Como tercera dimensión indagamos también la necesidad y posibilidades de vinculación entre la esfera de las políticas públicas en materia de cultura con los espacios de formación que nuestra ciudad y provincia ostentan en cantidad y calidad y cuya sinergia aún es materia pendiente» añade.
Finalmente, considera que la expectativa es mucha. «Entendemos que hay un campo profesionalizado, una comunidad organizada que demanda un Estado presente que pueda constituir de manera efectiva y significativa el papel subsidiario que le toca en el desarrollo autónomo de la cultura, que pueda enmendar las distorsiones del mercado y fomentar contratendencias estructurales de resguardo de elementos de la comunidad, del patrimonio material e inmaterial, creando las condiciones para un acceso democrático a la vida cultural».
Pocas expectativas, mucho optimismo
En contraposición, Karina Frías advierte que aprendió a bajar las expectativas. «Sin embargo soy optimista por naturaleza», asegura y destaca la recuperación de los espacios municipales «para la realización de actividades culturales, la inclusión clara de lo popular dentro de la agenda»
«Sin embargo no puedo distinguir las políticas culturales que se llevarán adelante», sostiene argumentando que «el proyecto de gestión de la cultura de Córdoba se desdibuja frente a la cantidad de eventos culturales. Celebro los eventos, el acceso que se ve en las plazas y otros espacios y la presencia artística (aunque desconozco las condiciones de contratación, presupuestos, etc., aclara), pero quienes trabajamos en gestión cultural, y no solo en un sector creativo, sabemos que estamos escasos de espacios de diálogo para la transformación conjunta, para la reivindicación de colectivos culturales y para el trabajo articulado entre los sectores».
Llevamos adelante un diagnóstico para pensar de manera proyectiva políticas culturales situadas, con la expectativa de que la Cultura constituya un eje central en materia de gobernanza.
Julia Oliva Cúneo
«A nivel provincial deseo fervientemente que se retomen experiencias que fueron claves para los territorios, como los consejos regionales. Creo que la Agencia Córdoba Cultura debe actualizar y priorizar la relación con las administraciones públicas de la provincia», sentencia.
Karina considera imprescindible que quien asuma en ése órgano «lo haga con absoluta responsabilidad, que sea alguien preparado para esa función y, por supuesto, que sea abierta al diálogo. Sin eso no hay posibilidad de construcción colectiva», cierra.
Córdoba en el mundo
Como decíamos al inicio de la nota, el gobernador electo Martín Llaryora llega al panal luego de las gobernaciones alternas de José Manuel De La Sota y Juan Schiaretti iniciadas en el siglo pasado, con lo cual se estima que algunas políticas continuarán por la misma senda mientras que otras, en tanto el momento histórico actual, deberán ser repensadas y replanteadas.
En ese orden ¿Cuáles son los desafíos de la gestión cultural pública cordobesa en el contexto mundial?
Ana Elizondo: Pensar en los desafíos de la gestión cultural pública de Córdoba en el contexto mundial me remite a pensar en el concepto de ir de lo pequeño a lo grande.
Creo firmemente en el fortalecimiento de cada espacio de acción comunitaria, en su construcción horizontal y colaborativa, que dé un marco real a la expresión de cada uno de sus integrantes. Creo en la profesionalización de artistas enclavados en sus territorios, generando sus propuestas con la valoración de su comunidad de pertenencia.
También creo en la puesta en valor de cada espacio de identidad local, tangible e intangible, con el involucramiento de todos los sectores de la localidad. Creo en la construcción de redes que ofrezcan su entramado como soporte al desarrollo sustentable del sector artístico/cultural.
No creo en el cartón pintado, en escenografías montadas para el consumo vano, en lo efímero y eventual que rápidamente se ve superado por un nuevo evento. Creo en los procesos que se expanden desde su eje de vinculación territorial y se transforman y regeneran desde ahí.
Es imposible negar las oportunidades que llegaron de la mano de la tecnología y el acceso al conocimiento pero es fundamental construir el contenido desde los valores humanos y sociales. “Pinta tu aldea y pintarás el mundo”.
Sandra Amarilla Ruíz: Los desafíos están relacionados con la accesibilidad de la oferta, la jerarquización del gestor cultural y el desarrollo de tecnologías. El derecho al patrimonio cultural, a la memoria y a la identidad cultural deberán estar en el centro de la escena.
Romper la endogamia
Julia Oliva Cúneo: Creemos que el principal desafío de la gestión cultural pública cordobesa es alcanzar y afianzar una proyección federal e internacional. Necesitamos trascender el abordaje endogámico de la política cultural local y pensarla en otras escalas.
Tenemos un gran potencial profesional local para el que todavía necesitamos afianzar gestiones y normativas que promuevan y acompañen la generación de vínculos productivos sostenidos con los diferentes estamentos gubernamentales, entes autárquicos y programas internacionales, no sólo como fuentes de financiación y cooperación, sino también en materia de una circulación de ida y vuelta que permita enriquecer, fortalecer y proyectar la escena local en la agenda nacional e internacional.
Para que la consolidación de las trayectorias en Córdoba no sea el paso intermedio o un medio para otro fin, un boleto de partida a otros circuitos, sino que Córdoba se constituya en destino privilegiado de las expectativas de logro, marca nacional e internacional.
Territorios
Karina Frías: Ver los territorios. Trabajar la ruralidad. Incluir el medio ambiente como eje cultural. Trabajar el turismo cultural que incluye también la gastronomía regional. Pensar la innovación tecnológica conociendo que hay comunas no muy lejanas a la capital cordobesa donde el acceso a internet es escaso o nulo.
Hay que estar en los territorios. El desarrollo regional también tiene un fuerte anclaje en el sector de la cultura que todo lo atraviesa.
Hablamos de circulación de artistas y proyectos culturales pero muchas veces desconocemos los circuitos, el estado de las rutas, la frecuencia del transporte que en ocasiones pasa una sola vez al día.
Tenemos una provincia con más de 500 festivales en el periodo estival. Hay que pensar la identidad de los territorios en relación a esas festividades, cómo proponer una transformación regional que permita continuidad durante todo el año para el desarrollo de las ciudades.
Tenemos que valorar y visibilizar el inmenso esfuerzo de personas gestoras independientes que aprendieron a articular con el estado y sostienen proyectos de impacto local muy importantes para sus comunidades.
Fortalecer los corredores regionales, fortalecer el diálogo, formar personas gestoras e incluir la escucha de las nuevas generaciones que tienen tanto para aportar. Los desafíos son muchos.
Aportes para la «generación que viene»
«Hay que promover que esas industrias que hoy aparecen fragmentadas, con desarrollos desiguales y acompañamientos estatales también disímiles, logren consolidarse como una economía creativa integral, fortalecida y sostenible», reflexiona Julia Oliva Cúneo, mientras que Karina Frías propone «abrir una mesa provincial de discusión de políticas públicas con representantes territoriales de todos los sectores».
«Por otro lado – aporta nuevamente Julia – resta consolidar de manera estructural una perspectiva de la cultura como derecho, garantizando el acceso de toda la comunidad no sólo a instancias de consumo sino a la posibilidad de constituirse como protagonistas de la producción cultural, a través de estrategias de fomento y visibilización que logren resguardar la diversidad y potenciar el rol de cohesión social de la cultura, evitando la creciente homogeneización y pasividad mediatizada que se evidencia en la actualidad”.
Los desafíos están relacionados con la accesibilidad de la oferta, la jerarquización del gestor cultural y el desarrollo de tecnologías. El derecho al patrimonio cultural, a la memoria y a la identidad cultural deberán estar en el centro de la escena.
Sandra Amarilla Ruíz
En párrafo aparte, Ana Elizondo percibe «un cambio positivo a partir del cambio de autoridades, que genera un impacto de expectativa favorable, de mayor participación y presencia en y desde las particularidades de cada localidad de la provincia». Considera fundamental «que desde la política pública provincial se genere el espacio apropiado para el diseño e implementación de acciones en ese sentido, saliendo del centralismo y de la presunción para ampliar la mirada y poner el eje en las necesidades reales, considerando las particularidades».
Por último, sobre los funcionarios o funcionarias que debieran recaer en la cartera de cultura provincial, Karina considera «Creemos que es «muy importante que esté a cargo una persona idónea, abierta al diálogo, que reconozca el trabajo que se realiza intersectorialmente en las regiones»
«Si a eso le añaden voluntad política para que pueda ejecutar buenas prácticas inclusivas y democráticas, podría ser una puerta de esperanza. No vamos a ser ingenuas en estos renglones. Sabemos que es la voluntad política la que otorga a los funcionarios la capacidad de tomar decisiones reales frente a las problemáticas culturales diversas en Córdoba», sentencia.
Por último y para comenzar ¿Cuáles políticas culturales propondría cada una para la provincia y cuáles para sus municipios?
Ana: Para la provincia propondría un mayor vínculo con referentes municipales para el diseño de acciones propias, accesibilidad a los elencos estables, capacitación constante en materia de gestión y diseño de proyectos, valoración de espacios de identidad locales y descentralización de los recursos para su mantenimiento.
También la accesibilidad al asesoramiento comprometido de las áreas específicas en problemáticas específicas como el patrimonio, los marcos legales, la organización de grandes eventos, etcétera; el relevamiento de datos actualizados que involucren espacios culturales y del sector artístico, y la creación de programas de acompañamiento económico para fortalecimiento de espacios culturales (teatros, bibliotecas, salones vecinales, etc.).
Para el municipio, el sostenimiento de los programas de Estímulo Artístico (Foros y Becas), y de Talleres Culturales Municipales Barriales; la implementación del programa de Identidad y Patrimonio con el marco legal correspondiente, y la continuidad de las capacitaciones a través de las Universidades Populares, entre tantas otras acciones que se vienen realizando y que están en proceso.
Sandra: En el caso de San Francisco, que es el lugar donde vivo y desarrollo mi actividad, y también puede hacerse extensivo a la provincia, hay que prestar especial atención al desarrollo de la realización audiovisual porque tiene un potencial económico importante con todo lo que ello implica, puesto que para cada producción se ven involucrados muchos sectores. Por supuesto también la creación de contenidos locales que hacen al fortalecimiento de la cultura entendida en desarrollo identitario de los pueblos y en difusión de ese pensamiento.
Necesidades colectivas
Julia: En términos generales es muy importante no perder de vista que las políticas culturales no pueden estar sólo orientadas hacia los sectores culturales y artistas, sino responder fundamentalmente a las necesidades colectivas de los ciudadanos, sean más o menos consumidores de cultura.
Las políticas culturales tienen efectos asignativos y redistributivos y sólo pueden considerarse eficaces si mejoran el bienestar colectivo. Por ello es prioritario pensar de manera dialogal y equilibrada las dimensiones de la cultura como derecho y la cultura para el desarrollo, involucrando a los espacios de formación de manera activa en la generación de competencias, circuitos, públicos y audiencias, etc., y erradicar un abordaje romantizado y marginal del quehacer cultural, para entender la cultura como trabajo.
Como correlato, es condición para llevar adelante los objetivos de una política cultural integral, contar con estructuras orgánicas que reflejen todos los aspectos y problemáticas del campo cultural, capacitando y empoderando a los equipos de trabajo para a tal fin.
En la misma línea, es necesaria una distribución equitativa de los presupuestos en los programas, identificando vacancias y estableciendo prioridades para el fortalecimiento y proyección de la escena cultural local.
Por supuesto, es fundamental que las políticas implementadas, generadas en base a diagnósticos situados y cuyo impacto sea evaluado como positivo en función de los objetivos planteados, encuentren correlato legislativo para garantizar su sostenibilidad.
Legislar las Políticas Culturales
Karina: Jerarquizar las administraciones culturales. Hay que revisar las leyes culturales de la provincia y sancionar nuevas leyes necesarias, casi imprescindibles, para el sector cultural.
Necesitamos una ley de mecenazgo, una ley para la música y otra para la danza, una revisión de la ley de museos, legislación para las personas trabajadoras de la cultura y una revisión de las condiciones de facturación y contratación temporal para el sector.
Me animaría a pensar una Ley de las Culturas de Córdoba, es un buen contexto político para avanzar en ese sentido.