Interpretar el significado del resultado electoral del 1° de julio en México requiere una breve reflexión sobre la historia de sus procesos políticos y sociales y las principales directrices que enmarcan el escenario actual, determinado por fenómenos surgidos en la década del noventa que se han profundizado en los últimos quince años.
En su historia hay momentos cruciales que marcan el avance de la causa del pueblo. En el siglo XX, la Revolución Mexicana es uno de ellos; el otro es la presidencia de Lázaro Cárdenas entre 1934 y 1940. La Revolución sacó de la pobreza extrema a millones de campesinos mediante la Reforma Agraria repartiendo las tierras productivas bajo nuevas formas jurídicas de propiedad de la tierra; mientras que con Lázaro Cárdenas se inicia el proceso de nacionalización del petroleo que después imitarán otros gobiernos de América Latina. Es el origen del nacionalismo revolucionario que dará legitimidad política al gobierno del PRI, superándose así los años de violencia política producidos durante la Revolución y posteriores a ella, caracterizados por magnicidios, crímenes de militares y de lideres revolucionarios. Estos dos momentos históricos están precedidos por una gran agitación social ante los abusos y la explotación extendida de las masas populares por parte de quienes detentaban el poder. Alcanzada la paz y la estabilidad política, vendrá un tiempo de progreso y crecimiento con fuerte presencia del estado, garante de los derechos conquistados durante la Revolución.
A fines de los ´70 la creciente hegemonía política del PRI encuentra una resistencia activa en el movimiento estudiantil concitando el apoyo de amplias franjas de la sociedad. El ahogo político impuesto por el Partido Revolucionario Institucional resulta insoportable para la sociedad, que exige una apertura democrática. El punto culminante del conflicto se produce el 2 de octubre de 1968, día en que cien mil estudiantes marcharon sobre Tlatelolco -sede de la cancillería mexicana-, emplazada frente a La Plaza de las Tres Culturas, para exigir más libertad y más democracia. El ejercito mexicano bajo las ordenes del gobierno del PRI reprimió brutalmente produciendo cientos de muertos y convirtiendo esta masacre en una de las mayores tragedias del siglo XX.
A mediados de esa década, el turismo cede su primacía como principal fuente de divisas del país en favor del petroleo, permitiendo un acelerado proceso de endeudamiento de la nación con la banca extranjera. En 1982, la acumulación de deuda obligó al presidente José López Portillo a declarar la moratoria, dando inicio a la llamada crisis de la deuda externa latinoamericana. Las políticas neoliberales se acentuaron durante las presidencias de Miguel De Lamadrid Hurtado y de Carlos Salinas de Gortari. Como consecuencia de ello, el sistema político mexicano basado en la hegemonía del PRI entró en crisis y por primera vez se denuncia fraude electoral en perjuicio del candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del expresidente Lázaro Cárdenas.
En los años siguientes el fraude electoral afectará a Andrés López Obrador. A su vez el escenario político de México tendrá nuevos actores: el Ejercito Zapatista con su figura emblemática el subcomandante Marcos, la irrupción de las organizaciones criminales dedicadas al narcotrafico y la firma del Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y Canadá cuestionado este año por Donald Trump.
Algunos datos económicos y políticos son útiles a la hora de describir el panorama que enfrenta Andrés López Obrador para ejercer su presidencia. México tiene 53.4 millones de pobres sobre una población de 120 millones de habitantes. Un 10% de la población concentra el 64% de la riqueza total. La fortuna de los 16 mexicanos más ricos se multiplicó por cinco entre 1996 y 2014. Seis de cada diez mexicanos consideran que la corrupción sigue en aumento. La denominada guerra contra el narcotrafico ha producido 230 mil muertos y más de 60 mil desaparecidos desde 2006.
En la última década la entente de las élites corruptas que ejercen el poder, aliadas al narcotrafico, han intensificado la represión al pueblo. Se ha ensañado con los sectores más comprometidos con la lucha popular. La desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa es un fiel reflejo de a cuánto están dispuestas las élites gobernantes para defender sus privilegios. Ese crimen de estado es un símbolo de la represión, que encuentra un vínculo doloroso con la matanza de Tlatelolco. El estado dirige sus acciones persecutorias que terminan en asesinatos crueles que han de conmover a la sociedad, difundiendo el terror con la pretensión de desmovilizar al pueblo.
Andrés López Obrador ha demostrado férrea voluntad de alcanzar el poder al punto de lograrlo en su tercer intento. Para alcanzarlo debió enfrentar el fraude y las campañas de desprestigio contra su persona. El entusiasmo del pueblo mexicano por el triunfo electoral es inmenso pero no completo. Los peligros acechan. La historia de México está plagada de magnicidios: Francisco Madero, Venustiano Carranza, Alvaro Obregon, asesinados en el ejercicio de la presidencia o ya electos presidentes, y más recientemente Luis Donaldo Colosio (1994) candidato del PRI a la presidencia y seguro ganador de la contienda electoral está todavía fresco en la memoria de México.
López Obrador enfrenta grandes desafíos: la región está sometida a fuertes presiones ejercidas por Estados Unidos. López Obrador deberá oponerse a la intervención militar en Venezuela defendiendo el respeto a la soberanía, pues de ocurrir lo contrario fijaría un antecedente nefasto para los pueblos latinoamericanos y a su vez su gobierno se debilitaría. La lucha contra la corrupción y el narcotrafico es una necesidad imperiosa para la profundización de la confianza del pueblo en el futuro gobierno. Sin esa fuerza moral no hay posibilidad de afianzarse y conducir los destinos de un país que será hostigado, asediado sin pausa y denostado por el establishment financiero y el gobierno de Estados Unidos. El imperio norteamericano tratará de obstaculizarlo. Conspirarán contra el gobierno intentando quebrar la credibilidad de sus lideres. Entonces el pueblo mexicano tendrá que apelar a la movilización, a fortalecer la organización, a profundizar su compromiso con la historia que le viene de la Revolución Mexicana y levantar bien alto sus ansias de recuperar la paz, sostener la soberanía, defender sus riquezas, ampliar sus derechos, vincularse solidariamente con sus hermanos latinoamericanos para enfrentar desde la Patria Grande el poder imperial y el capitalismo financiero que intentará derrotarlo sembrando la discordia y el aislamienro.
Solo la voluntad del pueblo fundada en su fuerza moral podrá sostener el proceso político iniciado el 1° de julio y llevarlo a la victoria.
(Imagen de portada By ProtoplasmaKid [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], from Wikimedia Commons)