Néstor, Caníbal de Ley

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Néstor Kirchner irrumpió en la política argentina en una elección con particularidades que solo el ser argentino puede explicar, tres candidatos del peronismo, Carlos Menem, Néstor Carlos Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá, tres candidatos provenientes del radicalismo, Elisa Carrió, Ricardo López Murphy y Leopoldo Moreau.

Argentina aún inmersa en la Crisis del 2001, de origen institucional, económico y social, expresada en la frase “Que se vayan todos” que mostraba en una oración la profunda crisis de representación que atravesábamos como sociedad y cuya respuesta fue la sorprendente participación en las urnas que superó el 78%.

El día que Néstor llegó a la Casa Rosada, no fue un 10 de diciembre como desde que volvimos a la democracia, fue 25 de mayo aniversario de la revolución, pero también aniversario de la asunción del tío Cámpora, y eso debiera habernos advertido lo que se venía. En su discurso inicial, una frase para muchos de nosotros resonó estridente y aun lo sigue haciendo: “No voy a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada”.

A partir de ese momento Néstor, como el caníbal de ley que fue, es y seguirá siendo le guste a quien le guste durante los 4 años de su presidencia no paró de sorprender, el primer día fue a una escuela en pleno conflicto docente, despidió a un ministro de economía en un país que se despertaba escuchando cual era el numero del riesgo pais, aunque no entendiera de que re carajo se trataba ese índice, se abrazó con las madres, bajó los cuadros de los genocidas, puso a una mujer al frente del Ministerio de Defensa y se paseó con su saco cruzado desprendido, nos puso a tono con el bloque integrado por Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y el recién asumido Lula en Brasil, al que más tarde se integraría el ecuatoriano Rafael Correa, para ser el horizonte nacional y popular que mandó Al Carajo al ALCA, y se puso en la mira del neoliberalismo internacional que miraba a nuestra Patria Grande, el sueño de Bolívar y San Martín como el tan temido bloque al que hay que atacar e invadir.

Cuatro años más tarde Néstor le puso la banda presidencial a su sucesora, Cristina Fernández, quien además fue su compañera en la vida y en la política, y pasó a ser el Primer Ciudadano, un enorme en un trabajo enorme, un deconstruido sin saberlo. Un Compañero.

Pero la vida nunca es justa, Néstor se nos fue temprano, un 27 de Octubre, día de censo en Argentina, nadie debía estar en la calle, pero nos volcamos todos a llorarlo, a celebrarlo y a extrañarlo. Y el 27 de Octubre nunca será el mismo, todos sabemos donde estábamos en el momento en que Crónica TV nos confirmó que el pingüino no estaba más, que no volvería a ser presidente, y como ocurre con los padres, no importa la edad que tengamos, cuando mueren pasamos de manera indefectible a ser huérfanos y es un estado para toda la vida.

Cultura Caníbal es hoy una de las mil flores de esa Argentina renacida en 2003 porque en lo que nos toca a los periodistas, Néstor nos obligó a tomar una posición, necesaria y fundamental porque nadie escribe, habla o graba sin ideología, el asunto es tener los cojones para decir quienes somos, de dónde venimos y desde donde ejercemos el oficio. Vaya entonces nuestro homenaje al Caníbal de Ley Néstor Carlos Kirchner.

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