Spinetta y las bandas eternas, la celebración colectiva

"Spinetta y las Bandas Eternas" revistió más de medio centenar de canciones con las que Luis Alberto festejó sus 40 años de trayectoria.

Spinetta y las Bandas Eternas revistió más de medio centenar de canciones en un histórico concierto con el que Luis Alberto se propuso festejar sus 40 años de trayectoria en la primera plana de la música nacional.

El dato destacado de aquel 4 de diciembre de 2009 en el Estadio de Vélez Sarsfield no fue la autocelebración (algo totalmente excepcional en el transcurrir spinettiano), sino el hito consumado al ejecutar ese repertorio histórico, acompañado por 32 músicos que subieron al escenario en las más de cinco horas que duró.

Por orden de aparición, estuvieron Claudio Cardone, Sergio Verdinelli, Nerina Nicotra (única mujer en escena), Guillermo Vadalá, Baltasar Comotto, Diego Rapoport, Juan Carlos «Mono» Fontana, Juan del Barrio, Javier Malosetti, Fito Páez, Beto Satragni, Juanse, Gustavo Cerati, Gustavo Spinetta, Leo Sujatovich, Dante Spinetta, Valentino Spinetta, Charly García, Marcelo Torres, Pomo, Machi, Lito Epumer, Black Amaya, Carlos Cutaia, David Lebón, Osvaldo «Bocón» Frascino, Rodolfo García, Emilio del Guercio, Edelmiro Molinari, Ricardo Mollo, Daniel Rawsi, y Nico Cota.

Spinetta y las bandas necesarias

Semejante festejo, al que se unieron 37 mil personas, podría no diferenciarse demasiado de celebraciones replicadas de modo continúo por aquellos años en los que el rock nacional cumplía cuatro décadas. Parafraseando a Simon Reynolds, la adicción del rock argentino a su propio pasado había tocado su punto más crítico.

Las reuniones y los auto homenajes estaban a la orden del día, aprovechando una especie de nueva edad de oro, luego de la cerrazón generada por la tragedia de Cromañón.

En ese marco, la reunión de Spinetta y las Bandas Eternas sirvió también para generar una especie de cisma en el entusiasmo general, que venía acompañándose de la recuperación económica y social experimentada a nivel país.

La reunión de algunos de los artistas más importantes de la historia del rock local en un mismo escenario, ayudó a generar un aggiornamiento de las fuentes inspiracionales para una generación marcada por la última parte de los ´90 y la crisis de los primeros 2000.

El Reino de Luis Alberto

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Esa noche, Luis Alberto Spinetta (junto a sus amigos) reunió los símbolos más significativos de los ´60 y los ´70, con la nostalgia ochentosa que comenzaba a ser revisitada por buena parte del incipiente nuevo indie argentino, la fuerza alternativa de los ´90 y la sutileza de sus últimos discos.

Convidó con ese menú a los presentes y, en ese gran banquete, cada uno se llevó su pedacito más personal. Lo abrigó y lo guardó consigo para asimilarlo después.

Aunque no suela ser un dato que se destaque en los análisis cruzados – por el detalle y la emoción -, el festejo colectivo de Spinetta y las Bandas Eternas sirvió de empuje para una nueva generación de artistas, quienes se reflejaron en los fragmentos de aquel espejo velezano para comenzar a andar su propio camino.

El Rock Eterno

El 5 de diciembre de 2009, cinco años después de la tragedia más grande de su historia, el rock argentino volvió a ocupar las portadas de los diarios, las radios y los canales de televisión de todo el país.

Lo hizo con las imágenes de quien, tal vez, sea su hacedor más respetado. El día que, excepcionalmente, Spinetta miró para atrás, la música nacional empezó a profundizar su horizonte.

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