Que lo parió

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Aumento de tarifas, represión a manifestantes de todos los órdenes, 2×1 a genocidas, ni una menos, offshore, presos políticos, despidos a empleados y cierre de programas de gobierno, inflación, aumento del dólar. Las medidas antipopulares del gobierno no han movido el amperímetro de su imagen, por lo menos en la masa de votantes que les confió la gestión del país en 2015. Si hasta hubo una marcha de mujeres en tetas en rechazo a la detención de dos personas que hacían topless en la playa. Y nada.

Pero en el inicio de su tercer año de gobierno hubo una expresión popular que hizo temblar las tablas. Desde la tribuna surgió un cantito que al principio pareció un hecho aislado pero que fue creciendo en un fade in que bien podría ser cortina de un cuento de Fontanarrosa leído por Apo: «Mau-ri-cio Macri…»

El negro de Rosario dijo sobre las malas palabras, que «muchas de ellas tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes (…) Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables por sonoridad, por fuerza y por contextura física» a la vez que les atribuye una condición terapéutica. Mucho de esto hay en estos cantitos que no pudieron ser previstos por los managers de la imagen del presidente.

Bajo rumores de la existencia de maniobras del gobierno para suspender el superclásico que se verá en gran parte del mundo, el mayor desafío será a mediados de año, cuando los hinchas argentinos lleguen a Rusia para el mundial. Si hasta se podría pensar que a Putin le costará esconder la sonrisa cuando escuche los insultos a su par que, en el primer encuentro protocolar, lo chicaneó  con la selección de fútbol, algo así como «le vamos a dar la vuelta en su casa».

El cantito (e incluso el hashtag #MMLPQTP) puede alcanzar una dimensión incontrolable si el resto de las hinchadas se contagian. Las experiencias de las hinchadas de Japón, China, España, Inglaterra, entre otras, copiando los cantitos argentinos y del mundialmente famoso  «Brasil decime que se siente», traen al gobierno más preocupación que las lesiones del presidente.

 

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